CONOCIMIENTO Y GERENCIA
Chiavenato (2003), señala que el tercer milenio apunta a
cambios cada vez más acelerados e intensos en el ambiente, en las
organizaciones y en las personas, y considera que estos cambios se deben al
impacto de tendencias que incluyen globalización, tecnología, información,
conocimiento, servicios, énfasis en el cliente, calidad, productividad y
competitividad; que afectan y seguirán afectando la manera como conviven las
organizaciones y las personas que laboran en ellas.
Vivimos en una sociedad de organizaciones, pues en ellas
nacemos, en ellas aprendemos, de ellas nos servimos, en ellas trabajamos y
también en ellas pasamos la mayor parte de nuestras vidas. Estas organizaciones
cumplen funciones para satisfacer las necesidades básicas de la colectividad y
por lo general la mayor parte de la población está involucrada o se ve afectada
por las organizaciones, porque casi todo lo que la sociedad necesita, se
produce en las organizaciones.
Pero en la actualidad, las
organizaciones están siendo impactadas por dos procesos fenoménicos: el
primero, la globalización que está generando cambios importantes en el entorno
global y local interconectándolos y el segundo, la redificación que apoyada en
las tecnologías de la información y comunicación, está cruzando transversalmente
todos los procesos organizacionales, trastocando los modos de pensar y hacer
(Caballero 2001).
Igualmente estos entornos en los que operan las
organizaciones actuales, genera una situación de constante competencia e
innovación tecnológica cuya solución es la flexibilización de la estructura
organizativa, de tal forma que la empresa gane en dinamismo y en capacidad de
adaptación y respuesta a los continuos cambios del entorno, manteniendo e
incluso mejorando su posición competitiva y esto requiere de personas con
capacidad para aprender y adaptarse continuamente a los cambios.
Es así como las organizaciones se configuran en sistemas
adaptativos complejos que aprenden a
través de los individuos que aprenden; considerando que aún cuando el aprendizaje
individual no garantiza el aprendizaje organizacional, no hay aprendizaje
organizacional sin aprendizaje individual y éste es el espíritu de la
organización inteligente que promueve Senge (1999).
Senge (2000) explica que cuando formuló la idea de «organización
de aprendizaje», se interesó de manera particular en aprender cómo controlar
los sistemas humanos a gran escala, los cuales son tecnológicos, económicos,
culturales y políticos; que nunca pueden comprenderse si nos quedamos en sólo
una de esas dimensiones; y se sorprendió por el hecho de que nadie sabía cómo
dirigir, manejar o influenciar los sistemas humanos a esa escala, para él
estamos fuera de control, por definición técnica.
Anteriormente lo más importante en una empresa era su activo
fijo y su financiamiento. En la actualidad la empresa se basa en el capital
intangible de la información y el conocimiento y su dueño, la gente no se puede
reemplazar por capital en las labores intelectuales y de servicios, por tal
razón el ser humano en esta organización es su activo más valioso Suárez
(2001).
Y es entonces que son las personas los protagonistas
de la gestión, porque la gestión es decisión, y son ellas quienes toman las
decisiones en base a su conocimiento, todo ello con un cierto grado de incertidumbre.
Por su parte destaca Hammer (2000), que el modelo tradicional
que las organizaciones han utilizado durante los últimos doscientos años es uno
de «mando y control» similar al que emplearon las legiones romanas y la idea de
un procedimiento estándar de operación que se decide desde las altas esferas y
se ejecuta sin descanso por los trabajadores, ya no tiene ningún sentido en un
entorno donde se necesita mucha flexibilidad y una gran capacidad de respuesta.
Este autor, conocido en todo el mundo como creador de los conceptos de
reingeniería y gestión de procesos, exhorta a que debemos empezar con la
premisa de que lo que necesitamos son procesos de altas prestaciones y esto
significa que los individuos deben producir mayores componentes del trabajo que
ha de llevarse a cabo y no fragmentos sueltos y esos trabajos mayores necesitan
individuos más cualificados.
Por otra parte, lo que se refiere al término gestión, Ivancevich, Lorenzi, Skinner, y Crosby. (1997), lo definen como un proceso que comprende determinadas funciones y actividades laborales que los gestores deben llevar a cabo a fin de lograr los objetivos de la empresa. Estos autores resaltan que la perspectiva de la gestión desde el punto de vista de las personas tiene otro significado adicional, se refiere a la importancia de los empleados con los que el gestor trabaja y a los que dirige en el cumplimiento de los objetivos de la organización. Las personas son la sangre que da la vida a la organización.
Compañero Edgar Jordán
ResponderEliminarCiertamente, tal como expresa en su artículo, para los paradigmas gerenciales tradicionales, o convencionales, enmarcados dentro de la perspectiva mecanicista, lo más importante en una organización era su activo fijo y su financiamiento, adicionando a lo señalado, que el trabajador era considerado instrumento de producción dentro de su estructura, convirtiéndolo en un recurso mas de producción y productividad. Promoviendo, entonces, un enfoque desarrollista en vez de crecimiento organizacional.
No es, sino, hasta mediados del siglo XX, que se planteó, a nivel organizacional, una transformación sustantiva de la visión que se tenía del trabajador y el conocimiento que éstos poseían -capital intangible-, llegando a surgir una nueva lógica paradigmática basada en una visión estratégica desde la perspectiva de la gestión del conocimiento, la cual constituye una práctica intraorganizacional que redimensiona todos los procesos a través del uso efectivo del conocimiento dentro de una organización.
Loredana Carrillo